Cerca del 50% de los chilenos son madres o padres, lo que resalta la responsabilidad social de apoyar a las familias en su educación y bienestar.

La pandemia provocó la pérdida de más del 85% del contenido escolar, lo que nos insta a comprometernos aún más con la recuperación y el fortalecimiento de la educación en nuestra sociedad.

Cuando un niño pierde un año escolar, su salario futuro puede disminuir entre un 7% y un 10%, evidenciando la importancia de garantizar una educación inclusiva y equitativa para todos.

Lamentablemente, el 50% de los estudiantes no están preparados para el mercado laboral, lo que nos desafía a trabajar juntos en el mejoramiento de la calidad educativa y la formación de ciudadanos comprometidos con el bienestar colectivo.